Decir, a 19 de diciembre, que las fiestas navideñas están a punto de asomar la patita es una mentira tan grande como nuestra repulsión por esos Papá Noeles suicidas que brillan de manera epiléptica de balcón en balcón, es decir, es una mentira MUY GRANDE.
La navidad empezó ya hace unas semanas sin ni siquiera avisarnos con unos días de antelación.
La navidad empezó en cada una de esas cenas que celebramos fuera de la rutina semanal. Es decir, esas reuniones celebradas con grupos de amigos ‘menos’ asiduos que aprovechas para ver en ocasiones especiales.
Por lo tanto, con la navidad ya instalada en nuestras casas, en nuestras calles y en nuestros estómagos, también es hora de instalarla en nuestros armarios, en nuestros joyeros y en nuestras orejas. Sí, en nuestras orejas. Hoy toca hablar de pendientes.
Soy una apasionada de los pendientes. Pendientes grandes, llamativos, originales, sobrios, sin pareja y de fiesta, sobre todo de fiesta. Pendientes que no puedes lucir en un día a día de oficina a casa, de casa al cine, del cine a casa, de casa al mercado, del mercado a tomar un vino rápido y del vino rápido a casa, otra vez.
¡Llegó la época!
En Navidad siempre tenemos una excusa para lucir esos pendientes que tenemos guardados en el joyero (o sucedáneos) y que no encontramos ocasión de lucir como se merecen.
Os dejo algunos de los pendientazos que se llevarán estas fiestas y que, además, pueden complementar un look más sobrio y clásico.
Pendientes geométricos:
Pendientes estilo punk:
Pendientes estilo cuff:
Pendientes estilo fringe:
Pendientes de piedras naturales:
Y cómo no, la joya de la corona, pendientes individuales:
Ya sabéis, esta navidad sólo vale quitarse los pendientes para hablar por teléfono, nada más.